Sexy Zombie with black lingerie and Carmen Miranda Shoes.. XD

martes, 15 de junio de 2010

Muerto viviente, des-entrañando la contradicción.

En un post anterior hablé sobre las metáforas, aquello que dice algo por medio de otra cosa, un juego del lenguaje que crea y une.

La metáfora del zombie es un ejemplo rico y súmamente interesante en el sentido de que la muerte en sí, como se ha dicho anteriormente, puede ser más que la simple pérdida de la homeostasis orgánica. La muerte es un estado mucho muy complejo.

Pues bien, para morir no se necesita solamente un cadáver, transfrormarse, mediante la pérdida de lo "humano" en simple objeto "animado" como un animal, es por ejemplo, un gran paso hacia la muerte simbólica social. Una pregunta interesante aquí es quién y cómo se define esa delgada línea entre lo animado racional e irracional. Recordemos que no siempre ha existido la noción de humano con todos sus inalienables y consustanciales derechos y que a lo lago de la historia millones de seres humanos han vivido bajo la más estricta violencia institucional degradándolos desde el primer momento de vida hasta el último aliento a objetos, carne vil y vulgar disponible para servir, satisfacer y alimentar a clases superiores, muchas veces en condiciones peores que las de los animales. El ser humano es creación reciente en nuestra historia como especie.

Ahora bien, con los nuevos descubrimientos en zoología, etología y biología, esa delgada línea se mueve, se negocia y hace borrosa. De las vivvisecciones a los derechos de los animales y el FLA (visiten: http://liberaciontotal.entodaspartes.net/), hay una separación de apenas cuatro décadas. Así mismo, la experimentación con humanos, objetos racionales, está en constante re-consideración en numerosos ámbitos científicos (por ejemplo el clínico y farmacéutico). La eugenesia y el racismo nacen precisamente como el proceso dialéctico a través del cual se define social-culturalmente al "otro" y su contraposición con el "nosotros", es en muchos sentidos la forma en que se ha, desde el estado moderno occidental, definido los límites de dicha línea. Así, el zombie es el pretexto perfecto al exterminio, es la definición pura del "otro" generalizado, no en el sentido de G. H. Mead, sino en el sentido tal vez de la metáfora bélica como explicación de las historias humanas, tan popular en el siglo XIX, donde el grupo antagonista es menos humano, llámesele sub-humano, esclavo colonizado, salvaje o cucaracha al estilo Hutu (o burguesía, gobierno tiránico, invasor colonial, etc. en el sentido inverso).

El zombie es el "otro" de la cultura neoliberal hegemónica contemporánea, la contraportada perfecta del poder absoluto representado por el sistema total de control. Constituyen en grupo, al público global sediento de sangre que no parpadea ante nada. La multitud desalmada "de a pie", despersonalizada, inconsciente y desatada de todo vínculo social-legal. Pura y dura potencia desencadenada. Un fenómeno natural, potencial desaste. Son, en resumidas cuentas, el avasallaste poliedro de minorías privadas del derecho a ser. Cuerpos atravesados por el deseo, el desenfreno, la violencia. Privados del derecho básico a morir, muertos en vida, se ven despojados de las riendas de su propia existencia, esclavos de si mismos y esta condición anti-natura de verse envueltos en voluntad ajena, prisioneros personales de su propia celda individual y adiestrados a nunca liberarse del yugo de la sed de consumir (carne humana)... autos, joyas, proyectos exitosos de vida, fama, poder.

¿Qué hacer con ellos? Los no muertos son simple estadística, el dato gris desterrado del mundo de los hombres y su política. Desplazados, inmigrados, ilegalizados, infectados, degenerados, viles, sucios... muertos. El ejército de reserva desechable que sólo debe administrase, observarse y contenerse. El zombie es terror ante lo impredecible, incansable, incomprensible, extraño pero propio. Zombie es terrorismo en masa.

Ya no más homo sapiens sapiens. Reducidos a los más básicos instintos, a las más bajas pulsiones y deseos, puro eros y tánatos. El zombie es el nuevo hombre, la pasión desencarnada y vaciada de humanidad, consumo involuntario, vida sin rumbo, simple continuidad vacua, sin sentido. El "homo-mors".

Así, el verdadero y único enemigo del zombie es el zombie. Pero recordemos, en el fondo, la pantalla de cine, es un espejo.
El muerto viviente es una metáfora, una licencia poética, un multifacético juego retórico que trasciende el film. En la más pura y cínica genialidad, Romero nos muestra a los zombies regresar al centro comercial para quedarse pasmados ante una pantalla radiante. Una provocación al cinéfilo incauto.

Agradezco la aportación de la prima Borsani en sus comentarios de posts anteriores.

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