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sábado, 19 de junio de 2010

Mors

Muerte

Hablemos un poco del concepto desde la Historia y la Filosofía.

Del latín “mors” gen. “mortis” (it. “morte”, fr. “mort”) y de raiz indoeuropea *mor- / *mr- Emparentado con el sánscrito “mrtih”-”muerte”.

Desde el cristianismo y otras religiones de origen judáico, la muerte sucede solamente al cuerpo, es decir que la persona se encuentra dividida en dos parte esenciales, cuerpo y alma, una mortal, perecedera y otra inmortal. En este sentido para nuestra cultura occidental existe una tradición, una metáfora fundacional que ha permeado profundamente hasta nuestros días y definido, en ciertas formas y circunstancias, qué somos y a dónde vamos. Esto, siempre, partidos en dos.

El orígen de este cisma se remonta incluso antes de las religiones monoteístas, ya los griegos con el pensamiento platónico separaban el mundo de las ideas y de las cosas, dicotomías que marcarían en muchos sentidos nuestra relación con la naturaleza, con los otros grupos humanos y con nosotros mismos como seres mitad cosa, mitad idea. Desde Aristóteles y su ser político hasta los pensadores que dieron bases al pensamiento moderno en occidente como Descartes (ejemplar descuartizador de la realidad humana) o Kant , el cuerpo poco a poco ha sido desdeñado.

No habría que salvar el cuerpo, sino el alma, así el alma constituye en muchos sentidos el valor inmaterial del ser humano, el cuerpo, vil objeto biológico, podría ser manipulado, cortado, envenenado y reutilizado sin culpa alguna. Un cadáver ya no es humano, es un recipiente vacío de significado.Ante esta dicotomía además, se presenta una oportunidad de dividir a la propia especie, como se puede percibir en los procesos coloniales en América, África y Asia, se prefirió, convenientemente, definir a los humanos colonizados como simples cuerpos, objetos de labor privados de alma, inteligencia, emociones y capacidad creativa. Así, el esclavo, por definición, es un ser inanimado (sin alma). Un objeto como cualquier otro con un valor de cambio y de uso.

Una vez lograda la supuesta erradicación de la esclavitud en las colonias (o su disfraz como independencia política mas no económica, tecnológica y cultural). Asociadas a las ideas de higiene, orden y productividad, la materia biológica humana perdido con el tiempo y la evolución social de los sistemas de producción cierta importancia, no habría que educar al cuerpo, habría que educar el alma, guiarla, las máquinas harán el trabajo físico que los brazos y piernas hacían en forma de máquinas. Cómo describe a lo largo de su trabajo Fouacult, se logró una impecable administración del cuerpo, en su suciedad natural, sus necesidades mundanas y su perversión carnal intrínseca, (esto producto netamente religioso monástico) dónde lo natural del ser humano se asociaba al demonio y su dominio salvaje sobre lo vivo. Junto con este odio al cuerpo, esta lucha in-corporada de la sociedad, se desarrolla correlativamente una guerra sin cuartel contra la naturaleza y sus imperfecciones, sus violentas imprevisiones, su inclemencia y caos. Y como corolario de este enemigo íntimo de la especie humana, como inevitable derrota de todo esfuerzo místico, la omnipresente muerte.

Así nace el sueño de la inmortalidad.

El gran enemigo a vencer de la modernidad es nada menos que la muerte. Y que mejor manera de vencerla que administrarla. Desde el régimen nazi hasta la guerra preventiva contra el terrorismo, la tanatopolítica se hace presente como forma no de desaparecer la muerte de la faz de la tierra, sino de administrarla, conducirla, permitirla o negarla según el caso. "Hacer vivir y dejar morir" pasa ahora a "hacer vivir y hacer morir".

La Metáfora

Hablaré un poco del lenguaje... este será un post extenso enfocado al ejercicio lingüístico central de este blog y pretende definir qué es una metáfora y porqué el título de este espacio.

Primero... poesía:


La muerte no tiene metáfora

es simple y clara
dejas de funcionar

te quedas tieso en medio del todo
el reloj
-mientras-
sigue funcionando

Regina José Galindo



Los Enigmas

Yo soy el que ahora está cantando
seré mañana el misterioso, el muerto,
el morador de un mágico y desierto
orbe sin antes ni después ni cuándo.
Así afirma la mística. Me creo
indigno del infierno o de la gloria,
pero nada predigo, nuestra historia
cambia como las formas de Proteo.
¿Qué errante laberinto, qué blancura
ciega de resplandor será mi suerte,
cuando me entregue el fin de esta aventura
la curiosa experiencia de la muerte?
Quiero beber su cristalino olvido,
ser para siempre, pero no haber sido.

Jorge Luis Borges



Quiero morir cuando decline el día,
en alta mar y con la cara al cielo;
donde parezca sueño la agonía
y el alma, un ave que remonta el vuelo.

Morir, y joven; antes que destruya
el tiempo aleve la gentil corona;
cuando la vida dice aún: soy tuya
¡aunque sepamos bien que nos traiciona!

Manuel Gutierrez Nájera



Recuerde el alma dormida
Avive el seso y despierte
Contemplando
Cómo se pasa la vida,
Cómo se viene la muerte
Tan callando,
Cuán presto se va el placer,
Cómo después de acordado
Da dolor
Cómo a nuestro parecer
cualquier tiempo pasado
Fue mejor

Jorge Manrique



Duerme aquí, silencioso e ignorado
el que en vida vivió mil y una muertes.
Nada quieras saber de mi pasado.
Despertar es morir ¡No me despiertes!

Xavier Villaurrutia


Del griego “metá” o “metastas” (más allá, después de); y “phorein”, (pasar, llevar), la metáfora es un tropo, es decir, un recurso literario que consiste en identificar dos términos entre los cuales existe alguna semejanza. Uno de los términos es el literal y el otro se usa en sentido figurado. Mediante un algoritmo analógico, se identifica verbalmente algo real con algo imaginario o evocado; se identifica, pero no se compara. Es por lo tanto una comparación incompleta. En resumen, consiste en el uso de una expresión con un significado distinto o en contexto diferente al habitual para establecer una relación de identidad total entre dos seres, reflexiones o conceptos, de tal forma que para referirse a uno de los elementos de la metáfora se organiza el nombre de otro.

En Psicología, la metáfora es una herramienta usada para referirse al poder profundo de "las historias-metafóricas" y su acción en el cambio interno, la visión o el paso a un nivel de conciencia más profundo. La utilización de metáforas para describir la experiencia pasada o para construir un nuevo significado, a partir del cual organizar la interpretación, es sumamente útil, no sólo en la práctica clínica, sino en la vida diaria. Y es en la poesía donde mejor se puede apreciar.

Y apesar de lo que nos dice Regina en su poema, esos “21 gramos menos”, ese “largo viaje sin retorno” o el “sueño eterno”, nunca dejarán de ser la base de muchos de los pensamientos recurrentes de la sociedad. De hecho, en filosofía existe hoy en día un álgido debate sobre este preciso tema. Por personajes principales en esta discusión podemos poner de un lado a Nietzsche, Wittgenstein, Davidson, Foucault, Rorty y De Man y del otro al conglomerado de filósofos partidarios de la filosofía analítica.

En este contexto, para Rorty hay verdades porque hay lenguajes. Para él la verdad es una propiedad de los enunciados, su existencia depende de los léxicos, léxicos que no pueden ser sino construcciones de los seres humanos. Según esto no poseemos una conciencia prelinguística a la que el lenguaje deba ajustarse, no tenemos una percepción profunda de cómo son las cosas, lo que tenemos es simplemente una disposición a emplear el lenguaje de nuestros ancestros, a venerar los cadáveres de sus metáforas. Así, las verdades son metáforas de metáforas de metáforas heredadas... las cuales, una vez repetidas paradigmáticamente y sin compromiso moral se transforman en... ¡zombies!

En este sentido, como menciona Foucault, la muerte parecería un simple apuro lungüístico y la autobiografía una metáfora, figura de figuras, que reúne memoria y sujeto en un texto abierto.

Para muestra, un racimo de frases que lo atestiguan:

El verdadero filósofo siempre esta preocupado por la muerte y el morir.
Sócrates

Son una carga para nosotros los amigos que ya no saben como morir.
Giorgios Seferiades

Que la vida me mate, no la muerte.
Leticia Herrero

Lo que terra no es la muerte, sino que ni siquiera ella sea definitiva.
Sergio Espinoza

!Dios mio, que solos
Se quedan los muertos!
Gustavo Adolfo Bécquer

La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos.
Antonio Machado

Cuando eres consciente de la muerte, acabas asumiendo tu propia soledad.
Rosa Regàs

La muerte puede consistir en ir perdiendo la costumbre de vivir.
César González-Ruano

Diferentes en la vida, los hombres son semejantes en la muerte.
Lao-tsé

La muerte es dulce; pero su antesala, cruel.
Camilo José Cela

La muerte no es más que un sueño y un olvido.
Mahatma Gandhi

Como un mar, alrededor de la soleada isla de la vida, la muerte canta noche y día su canción sin fin.
Rabindranath Tagore

La muerte es una traición de Dios.
Mario Benedetti

La fuente de todas las miserias para el hombre no es la muerte, sino el miedo a la muerte.
Epicteto de Frigia

Es más fácil soportar la muerte sin pensar en ella, que soportar el pensamiento de la muerte.
Blaise Pascal

Es más cruel temer a la muerte que morir.
Publio Siro

La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene.
Jorge Luis Borges

Al palpar la cercanía de la muerte, vuelves los ojos a tu interior y no encuentras más que banalidad, porque los vivos, comparados con los muertos, resultamos insoportablemente banales.
Miguel Delibes

La perfección es muerte; la imperfección es el arte.
Manuel Vicent

La muerte es el remedio de todos los males; pero no debemos echar mano de éste hasta última hora.
Molière

A mi no me asusta morir, sólo que no quisiera estar presente cuando me ocurra.
Woody Allen

And always remember the longer you live
The sooner you'll bloody well die!
Canción popular irlandesa

No hay muerte natural: nada de lo que sucede al hombre es natural puesto que su sola presencia pone en cuestión al mundo. La muerte es un accidente, y aun si los hombres la conocen y la aceptan, es una violencia indebida.
Simone de Beauvoir

La muerte no es más que un cambio de misión.
Leon Tolstoi

A la muerte se le toma de frente con valor y después se le invita a una copa.
Edgar Allan Poe

La indiferencia del mexicano ante la muerte se nutre de su indiferencia ante la vida.
Octavio Paz

La muerte aceptada con resignación no es ningún honor.
Elías Canetti

“Zombie”, entonces, es una metáfora, una invitación a un juego (macabro, si) con el que pretendo practicar la sana denuncia y autocrítica hacia una realidad que, demasiado a menudo, rebasa las fronteras de la imaginación. Y para los que recientemente nos dejaron...

Después de todo
la muerte es sólo un síntoma
de que hubo vida.
Mario Benedetti

No me preocupa la muerte,
me disolveré en la nada.
José Saramago

Muertos, si, pero... !siguen vivos!

martes, 15 de junio de 2010

Zombie...

Zombi. Voz de origen africano occidental, introducida en español a través del inglés, que significa ‘cadáver reanimado mediante prácticas de brujería’. Su plural es zombis (→ plural, 1a) Aunque normalmente se usa solo en masculino, se comporta como un sustantivo común en cuanto al género (el/la zombi; → género2, 1a y 3d)
http://buscon.rae.es/dpdI/SrvltGUIBusDPD?lema=zombi

Un zombi (en ocasiones escrito con la grafía inglesa zombie) es, originalmente, una figura legendaria propia de las regiones donde se practica el culto vudú. Se trataría de un muerto resucitado por medios mágicos por un hechicero para convertirlo en su esclavo. Por extensión, ha pasado a la literatura fantástica como sinónimo de muerto viviente y al lenguaje común para designar en sentido figurado a quien hace las cosas mecánicamente como si estuviera privado de voluntad. http://www.babylon.com/definition/Zombie/Spanish

La palabra zombi o zombie designa: En sentido propio, a un muerto viviente, personaje legendario de Haití y otros lugares donde se practica el vudú.
http://es.wikipedia.org/wiki/Zombi_(desambiguación)

Así las cosas, una definición general describiría los siguientes elementos:

1 persona
2 muerta biológicamente
3 resucitada mediante métodos paganos (vudú) y
4 esclavizado (privado de voluntad)

Esto, sin embargo, es en un sentido técnico-antropológico. El zombi haitiano (del que hablaremos en otra ocasión) que, representado ampliamente en literatura, cine y televisión, es reconocido más como una variante verosímil, depurada y científicamente debatible de lo que para la persona promedio reconoce por esa infame y sumamente célebre palabra "ZOMBIE".

Ahora bien, en términos coloquiales y propios de la cultura occidental (tal vez hoy en día a nivel global), la construcción social o la representación cultural de "zombie" es definitivamente, a partir de la segunda mitad del siglo XX, un cadáver andante, generalmente agresivo (con tendencias canívales), en cierto grado de descomposición y privado de todo proceso cognitivo complejo. Un cuerpo reanimado a partir de diversas causas y cuyo fin aparente es la sola existencia gris inmanente. Un objeto animado, indomable, insaciable, inexpresivo... inocente. Y, claro, ¿porqué no? democrático.

El zombie es contemporáneo, producto de los años gloriosos del autocinema, colega de andadas de Drácula, la momia, el hombre lobo o Frankenstein. Pero esencialmente diferente. No es un monstruo, no por que no sea una producción que queda fuera del orden de la naturaleza, sino por que carece de identidad, voluntad y finalidad. Es más bien, y esencialmente, masa. Un zombie solitario es una falacia.

Con la masa no se puede negociar, no se puede gobernar, no se puede convivir, sólo se puede administrar. Es "zoe", nuda vida.

Aunque insostenible desde el punto de vista científico, (biológico y fisiológico), el zombie constituye, (literal y filosóficamente), una escalofriante metáfora de nuestro tiempo.

Muerto viviente, des-entrañando la contradicción.

En un post anterior hablé sobre las metáforas, aquello que dice algo por medio de otra cosa, un juego del lenguaje que crea y une.

La metáfora del zombie es un ejemplo rico y súmamente interesante en el sentido de que la muerte en sí, como se ha dicho anteriormente, puede ser más que la simple pérdida de la homeostasis orgánica. La muerte es un estado mucho muy complejo.

Pues bien, para morir no se necesita solamente un cadáver, transfrormarse, mediante la pérdida de lo "humano" en simple objeto "animado" como un animal, es por ejemplo, un gran paso hacia la muerte simbólica social. Una pregunta interesante aquí es quién y cómo se define esa delgada línea entre lo animado racional e irracional. Recordemos que no siempre ha existido la noción de humano con todos sus inalienables y consustanciales derechos y que a lo lago de la historia millones de seres humanos han vivido bajo la más estricta violencia institucional degradándolos desde el primer momento de vida hasta el último aliento a objetos, carne vil y vulgar disponible para servir, satisfacer y alimentar a clases superiores, muchas veces en condiciones peores que las de los animales. El ser humano es creación reciente en nuestra historia como especie.

Ahora bien, con los nuevos descubrimientos en zoología, etología y biología, esa delgada línea se mueve, se negocia y hace borrosa. De las vivvisecciones a los derechos de los animales y el FLA (visiten: http://liberaciontotal.entodaspartes.net/), hay una separación de apenas cuatro décadas. Así mismo, la experimentación con humanos, objetos racionales, está en constante re-consideración en numerosos ámbitos científicos (por ejemplo el clínico y farmacéutico). La eugenesia y el racismo nacen precisamente como el proceso dialéctico a través del cual se define social-culturalmente al "otro" y su contraposición con el "nosotros", es en muchos sentidos la forma en que se ha, desde el estado moderno occidental, definido los límites de dicha línea. Así, el zombie es el pretexto perfecto al exterminio, es la definición pura del "otro" generalizado, no en el sentido de G. H. Mead, sino en el sentido tal vez de la metáfora bélica como explicación de las historias humanas, tan popular en el siglo XIX, donde el grupo antagonista es menos humano, llámesele sub-humano, esclavo colonizado, salvaje o cucaracha al estilo Hutu (o burguesía, gobierno tiránico, invasor colonial, etc. en el sentido inverso).

El zombie es el "otro" de la cultura neoliberal hegemónica contemporánea, la contraportada perfecta del poder absoluto representado por el sistema total de control. Constituyen en grupo, al público global sediento de sangre que no parpadea ante nada. La multitud desalmada "de a pie", despersonalizada, inconsciente y desatada de todo vínculo social-legal. Pura y dura potencia desencadenada. Un fenómeno natural, potencial desaste. Son, en resumidas cuentas, el avasallaste poliedro de minorías privadas del derecho a ser. Cuerpos atravesados por el deseo, el desenfreno, la violencia. Privados del derecho básico a morir, muertos en vida, se ven despojados de las riendas de su propia existencia, esclavos de si mismos y esta condición anti-natura de verse envueltos en voluntad ajena, prisioneros personales de su propia celda individual y adiestrados a nunca liberarse del yugo de la sed de consumir (carne humana)... autos, joyas, proyectos exitosos de vida, fama, poder.

¿Qué hacer con ellos? Los no muertos son simple estadística, el dato gris desterrado del mundo de los hombres y su política. Desplazados, inmigrados, ilegalizados, infectados, degenerados, viles, sucios... muertos. El ejército de reserva desechable que sólo debe administrase, observarse y contenerse. El zombie es terror ante lo impredecible, incansable, incomprensible, extraño pero propio. Zombie es terrorismo en masa.

Ya no más homo sapiens sapiens. Reducidos a los más básicos instintos, a las más bajas pulsiones y deseos, puro eros y tánatos. El zombie es el nuevo hombre, la pasión desencarnada y vaciada de humanidad, consumo involuntario, vida sin rumbo, simple continuidad vacua, sin sentido. El "homo-mors".

Así, el verdadero y único enemigo del zombie es el zombie. Pero recordemos, en el fondo, la pantalla de cine, es un espejo.
El muerto viviente es una metáfora, una licencia poética, un multifacético juego retórico que trasciende el film. En la más pura y cínica genialidad, Romero nos muestra a los zombies regresar al centro comercial para quedarse pasmados ante una pantalla radiante. Una provocación al cinéfilo incauto.

Agradezco la aportación de la prima Borsani en sus comentarios de posts anteriores.